
La vida se siente,
se palpa, porque cada goce arranca una sonrisa, y cada tropiezo arranca una
palabra de aliento, de emoción, de empuje.
En el interior del ser humano es donde se enfrenta la vida y se eligen
las actitudes. Una vida llena de sentido es la que contesta cada mañana a la
pregunta ¿Vale la pena el día de hoy? con "sí" entusiasta, porque
responde pensando en un alguien.
El sentido de la vida se descubre cuando se ve el rostro feliz de aquel
a quien se ama; por ello, la alegría proviene del interior, de la decisión
personal de donarse a alguien; y todos los que alguna vez han hecho la prueba,
tienen que aceptar que el resultado es positivo. "Hay más alegría en dar
que en recibir". La alegría genuina, ilumina el espacio humano que toca.
La persona que la vive, irradia a su alrededor una forma nueva de ver los
acontecimientos.
La realidad no cambia, pero sí los ojos con que se le ve. Camina el
pesimista callado, taciturno y maldiciente. Camina el optimista confiado,
alegre, lleno de vida y de esperanza. Se queja el pesimista del sol, del aire,
del agua y del viento. Bendice el optimista al viento, al sol, al agua y a todo
lo que encuentra en su camino. Los días son pesados y duros para el pesimista.
Los días son Bendiciones del Cielo que recibe el optimista. El optimista se
endereza camino de la luz. La tierra le brinda sus sonrisas en las flores, y el
cielo le brinda sus sonrisas en las estrellas. La luz del sol penetra hasta su
corazón y le da vida, fecundiza sus fuerzas y fortalece su voluntad, reanima su
espíritu con esa poesía que se palpa y que se siente, y que brota de los labios
para comunicarse al mundo y derrama la dicha en su derredor. Así marcha el optimista
por el mundo. Sus días son triunfos. Vive las horas de la vida con su vida
poderosa que hace vivir las horas.
La vida se siente, se palpa, porque cada goce arranca una sonrisa, y
cada tropiezo arranca una palabra de aliento, de emoción, de empuje. La vida
del optimista está llena de esperanza.
Espera de hoy, espera de mañana, y las esperanzas de mañana las hace
realidad hoy. Los obstáculos le enardecen, las miserias no le afectan y
mientras más duros son sus golpes y más grandes sus caídas, más sonriente y más
grandioso se levanta. La gloria de la vida, la pujanza vital de ser engreído
con la victoria, forma su entereza y va por su camino derramando aliento,
sembrando energías, despertando ambiciones nobles y conquistando corazones
amigos, que le contemplan en su lucha colosal y le imitan y le siguen.
La vida del optimista es corriente de vida y de luz, y los que se
envuelven en ella, viven la vida de gloria y de trabajo santificada por las
edades, y escrita en los libros de granito que guarda la historia de los
hombres vencedores. La vida te llenará de vida en la medida que la vivas con
sencillez y con actitudes positivas.
Ojalá que en tu entorno marques la pauta y así irradies esta luz.
Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
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